4/7/09

ASTILLERO DE MODELOS - La grandeza en miniatura

Existen personas que al hacer tan bien lo que hacen, no necesitan publicidad para promocionar los resultados; con el boca en boca es suficiente. A veces incluso más que suficiente. Este último es el caso de los Cadario, una poderosa dupla “padre-hijo” que sólo ha fracasado en una cosa: mantener un negocio pequeño y discreto. Aquí un paneo general del “Astillero de Modelos”, uno de los mejores talleres de maquetas náuticas que el mercado mundial –sin temor a exageraciones- tiene para ofrecernos.

La primera y única vez que el ADM decidió publicitar sus productos, sucedió hace más de 30 años nada menos que en la edición número 10 de esta misma revista. La odisea “en miniatura” había comenzado a mediados de los 70´s cuando un joven y talentoso arquitecto, oriundo de Gualeguay, transformó su hobby hogareño en “vocación remunerada” al satisfacer el encargo de un viejo amigo y primer cliente: la primera maqueta a escala de un barco particular -no propio (*)- marca Cadario.

Poco tiempo después de haber dado este primer paso, Juan Alberto –el Cadario senior- se vió abrumado de trabajo a medida que los orgullosos propietarios exhibían sus maquetas y contagiaban a otros orgullosos propietarios que, aún sin éstas, formaban una onda expansiva de clientes demandantes. El paso a la escena internacional lo dio de la mano de Germán Frers (senior él también) quien, siendo el diseñador del legendario Il Moro di Venezia (challenger italiano de la Copa América del 92), lo recomendó a la firma Montedison -constructora del Moro- para que hiciera la maqueta del mismo.

Con el correr de los años y las circunstancias de la vida, se suma a la labor su hijo Juan Pablo –el Cadario junior- quien acababa de recibirse de diseñador gráfico. Así, lo que empezó como una “asistencia temporal” desembocó en una “sociedad permanente” que ha sido siempre productiva y exitosa; hoy en día más que prestigiosa. Este año, después de casi 20 trabajando codo a codo, Cadario padre se retira y el pequeño imperio pasa a manos de su progenitor, quien hoy considera a su originaria “changa con el viejo” una más de sus pasiones. Juan Pablo no sólo hace las mejores maquetas que se puedan hacer, sino que ha competido en innumerables regatas de renombre internacional –incluida la Copa América- y es el creador de un blog náutico con más de 1800 visitas diarias.

Este ilustre miembro de la comunidad “mojada”, pincharrata infatigable y artista consagrado enemigo de las ínfulas, ha tomado la posta de un negocio de 30 años de trayectoria y más de 2000 trabajos terminados el cual abastece de miniaturas –majestuosamente elaboradas- a los astilleros y diseñadores de mayor renombre en el mercado mundial. A la hora de contratar un maquetista, firmas como Wally Yachts y diseñadores de la talla de Frers, Botín y Soto consideran al ADM su elección de cabecera.

¡Hasta el mismísimo Spielberg ha sido cliente suyo! Y si no me creen, alquilen la película “The Island” en su video club amigo y miren la maqueta del Wally Power que el protagonista (Ewan McGregor) tiene exhibida en el living de su casa del futuro. ¿Cómo sucedió esto? Cuando Steven llamó a los representantes de Wally para pedirle los planos del Power, éstos le respondieron que sólo dos personas por fuera de la empresa tenían habilitado el acceso a los mismos: Cadario senior y Cadario junior. Y así fue que el ADM, y no el multimillonario equipo de producción del director que maneja los mayores presupuestos del planeta, se encargó de la miniaturización del Power. Si esto no lo dice todo…

Producción

No me voy a extender demasiado en las cuestiones técnicas de una disciplina artesanal de lo más compleja. Simplemente les cuento que el trabajo de hacer una maqueta a escala -en el caso del ADM al menos- comienza siempre con el tallado de un taco de madera dentro del cual, como decía el gran Leonardo (¿o era Miguel?), se encuentra “escondido” el casco y la cubierta del ejemplar en cuestión. Para esto se usan sierras, cepillos, escofinas y lijas de los más diversos tamaños. Una vez terminada la escultura, se hace con ella un molde de fibra de vidrio que pasa a ser la “matriz original”, y de ahí salen las copias, también en fibra. El resto de los componentes (mástiles, molinetes, cabos, cornamusas, etc.) se construyen con el mismo principio y se usan, para ello, materiales de los más diversos: bronce, aluminio, acrílico, madera, goma, entre otros. La pintura que se utiliza es poliéster o acrílica; curiosamente, se usa en autos y no en barcos, pero la lógica aparece cuando recordamos que las maquetas no están pensadas para ser sumergidas.

Sus trabajos se hacen por encargo y exclusivamente en base a planos de líneas originales. El método de construcción es artesanal, por lo que todas y cada una de las piezas que componen las maquetas, son realizadas por el astillero mismo; no hay excepción.

(*) El suyo ya lo tenía hecho hace rato y es el que aparece en la publicidad diseñada para la revista que en aquel entonces se llamaba simplemente “Barcos” (ver foto).

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